A lo largo de la historia de Talambo, se recuerda como el período
más duradero y próspero el de la "hacienda". El sistema de la
hacienda, era del patrón o dueño; servido por sus peones o trabajadores. Al
parecer las relaciones nunca fueron tiranas, de ahí que muchas de las personas
recordaban con mucho agrado este sistema, quizá por la generosidad y
paternalismo que siempre trataron de demostrar los llamados
"patrones".
El primer dueño que se conoce de la hacienda Talambo es el Lambayecano
José Bernuy, quien adquirió la hacienda por los albores del siglo XVIII, el
predio estaba en decadencia, sin esclavos, sin riego adecuado, con un molino de
pilar arroz abandonado y que para poder subsistir era fraccionado para ser
arrendado a pequeños latifundistas.
La hacienda Talambo, en ese entonces, comprendía desde Huabal hasta la
frontera con Mocupe. El siguiente propietario que se conoce del siglo XVIII es
Manuel Salcedo Peramás, quien reflota la hacienda.
En el año 1929 hereda la propiedad de Talambo doña María Isabel Olivares
de Salcedo. Años después la hacienda es administrada por don Carlos Olivares;
para finalmente conocerse como último dueño o hacendado a don Carlos Palacios
Moreyra.
En épocas de hacienda, Talambo cultivó: algodón, loc-tao y maíz. Es
preciso señalar que la cantidad total de hectáreas en esta época fue de 25, 672
has; de las cuales 4,433 has eran cultivables y 21,239 has eriazas.
En el libro "Los dueños del Perú" se señala a Isabel Viuda de
Salcedo, como dueña de Talambo. Esto supone el poderío económico y político que
tenían los hacendados en los inicios de la república.
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